Un "3º de bachillerato", pasar a los lunes cualquier día de fiesta entre semana, un nuevo ajuste a los funcionarios y con ello una reforma laboral inminente, son algunas de las acciones que ha desvelado el presidente del gobierno desde hoy, Mariano Rajoy. Se trata del sexto presidente de la democracia del país con el apoyo de los 185 diputados del Partido Popular, a los que han seguido los votos favorables de Foro de Asturias (FAC) y Unión del Pueblo Navarro (UPN). En contra se han pronunciado un total de 149 parlamentarios (entre ellos los del PSOE, CiU, IU, UPyD, BNG, GeroaBai y Compromís-Equo).
La composición oficial del gobierno se dará a conocer mañana miércoles, por la tarde, tras el juramento del cargo ante el Rey.
Rajoy en su discurso se acercó a la posición de un ejecutor de instrucciones contables de la Unión Europea, todas las preocupaciones y energías se concentraron en la lucha contra el déficit, en estimular la economía.
También mencionó sin saber muy bien como ni por qué a la aportación de España a Europa, siendo esta, una idea de liderazgo, aunque este aspecto no tomó forma.
Transmitió decisión y determinación, pareció convencido, creía en lo que estaba exponiendo a la cámara, por el contrario, muchos de los parlamentarios no creían en esa imagen.
Se dejó atrás algunos aspectos importantes como el fraude fiscal, pozo sin fondo, sin existir intención por el momento, de considerarlo relevante y pasó de puntillas por la cuestión de la modificación energética.
Todo esfuerzo en esta legislatura por lo que se ha podido comprobar, esta encaminado a luchar contra el déficit como primera prioridad, el empleo se queda en segundo plano.
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